La caída de un rayo durante las tormentas de la pasada semana en la cima del monte Geras, en León, ha dejado a más de una veintena de reses calcinadas.

Cuando la tormenta comenzó las vacas estaban pastando en la parte más alta del monte de Geras, como hacen habitualmente. La zona donde pastaban los animales, propiedad de un ganadero de Santa María de Ordás, está en la parte más alta del monte y es de difícil acceso.  Por ello, no fue hasta que cesó la tormenta que el ganadero pudo llegar al lugar, donde se encontró con el devastador suceso.

Según los vecinos se trata de un hecho totalmente extraordinario ya que, por lo general, ningún animal es alcanzado por rayos en la zona.

Esto nos recuerda a lo sucedido en Noruega en 2016, donde 323 renos perdieron la vida por el impacto de un rayo.

En estos casos, la muerte de los animales se debe, posiblemente, a la llamada “corriente de suelo”, tal y como ya explicamos en el citado artículo.

Es por este tipo de sucesos que es necesario proteger las granjas y zonas de pasto con sistemas de protección contra el rayo, ya que los animales que están al aire libre están muy expuestos a estas desgracias.